lunes, 27 de agosto de 2012

El día de la marmota

En la película "Atrapado en el tiempo", Bill Murray es un reportero enviado a un pueblo a cubrir el "día de la marmota". Una vez en el pueblo descubre que esta obligado a vivir el mismo día una vez tras otra, hasta que logre descubrir que tiene que hacer bien para cambiar su destino.

Hace casi un año escribí la entrada "¿El fin de ETA?" de la que recupero una parte sustancial, porque como en "atrapado en el tiempo" nuestros presidentes viven una y otra vez la misma situación en la lucha contra ETA. Y parece que Rajoy no ha sido inmune, ha caido en las redes de ETA como cayó Zapatero.

 

El fin de ETA es un objetivo tan deseado por los españoles que haría entrar en la Historia con mayúsculas al Presidente que lo lograse, y eso parece nublar la vista y el entendimiento a muchos políticos.

Sin embargo, parece que ninguno de ellos ha aprendido que:

1- El fin no justifica los medios: por mucho que el objetivo sea loable y beneficioso para la Sociedad, los asesinos tienen que saldar sus deudas con la Justicia, la Sociedad y con los 839 asesinados.

2- ETA nunca admitirá la derrota; es decir, nunca dejará las armas sin condiciones previas. Basta con repasar las hemerotecas de negociaciones previas con ETA; la mayoría de los Presidentes del Gobierno de la Nación sucumbieron a los cantos de ETA.

3- ETA, como la serpiente de su logo, muerde siempre a la mano cándida que se acerca para ser su amiga.

¿Por qué ETA no va a abandonar las armas sin condiciones previas?

La respuesta es a la vez sencilla y complicada.

En la resolución de problemas complejos existe la máxima que la solución sencilla suele ser la acertada; y ¿cuál es la respuesta sencilla?

ETA no puede dejar la armas sin previamente haber negociado de "tu a tu" con el Gobierno de la Nación porque supondría:

1- Admitir que el sacrificio de los presos de ETA ha sido en balde, hay que tener en cuenta que la banda ha exigido siempre a los presos no acogerse a beneficios penitenciarios.

2- Que los 40 años de "lucha armada" no han servido para justificar la consecución del objetivo principal, la independencia.

3- Admitir la superioridad moral del Estado de Derecho y la democracia.

4- Admitir que estaban equivocados.

En definitiva, admitir la derrota militar, moral y ética.

¿Por qué no podemos admitir como sociedad ninguna solución que no pase por la derrota sin condiciones previas del terrorismo?

Pues sencillamente porque supone:

1- Igualar la legitimidad de los terrorista a la de la democracia

2- Que las víctimas de los terroristas son iguales que los terroristas muertos

3- Que la muerte de 839 personas inocentes no merecen Ley y Justicia. Y esto es muy grave ya que, las víctimas no buscaron venganza y justicia privada, sino que delegaron su sed de justicia en el Estado de Derecho, con la esperanza que este persiguiera, apresase, juzgase y encerrase a los terroristas, demostrando así una superioridad personal, moral y democrática frente a sus verdugos.

4- Que le puedes echar un órdago al Estado de Derecho y salirte con la tuya. Asumir esto es destruir los cimientos del Imperio de la Ley que rige nuestro ordenamiento jurídico.

Así se daría la paradoja de que los asesinos se paseen por la calle libremente, reciban homenajes y sean aclamados como luchadores vascos (gudaris), mientras a Irene Villa nadie le devolverá sus piernas ni su juventud; a los hijos del matrimonio Jiménez-Becerril (Ascensión -9 años- Alberto -6 años- y Clara -5 años-) no les devolverán la posibilidad de jugar con sus padres, contarles que han hecho en el colegio, comentar sus amores y desamores, etc. Y así, 839 seres humanos que vieron sus vidas, esperanzas, sueños y vivencias truncados por la barbarie de los que, en nombre de la libertad del pueblo vasco, se erigieron en jueces y ejecutores, en dioses que dan o quitan la vida.

 


Fuente de la gráfica: wikipedia
 

Esta forma de entender el fin de ETA no significa que hay una cerrazón a la negociación, a la clemencia y al indulto de los terroristas; todo es negociable, pero partiendo de cuatro puntos irrenunciables:

- Entrega incondicional de las armas

- Entrega a las autoridades judiciales de todos los terroristas buscados por la Justicia

- Declaración de ETA asumiendo sus asesinatos y pidiendo perdón a las víctimas y a la Sociedad por el daño causado en estos 40 años de terror.

- Renuncia a cualquier objetivo político que no este dentro de lo establecido en la Constitución Española


A partir de ese momento, se podría empezar a negociar políticas de perdón, reinserción y legalización de los terroristas y su entorno político.

 

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